El sillín perfecto

Las molestias más habituales en ciclismo son las derivadas del apoyo sobre el sillín y, cuando estas comienzan a aparecer, muchos de nosotros pensamos que hemos escogido el sillín incorrecto y comenzamos a gastar dinero en otros sillines cuando, en realidad, en la mayor parte de los casos no se trata del sillín en sí sino de su posición en la bici, es decir, de ir bien colocado en la bici. En general, si el sillín va demasiado alto o demasiado atrasado, o si las manetas quedan demasiado bajas o lejos, por mucho que se cambie de sillín, las molestias raramente remitirán. A demás, estas malas posiciones llevan a algunos ciclistas a sentarse sobre la parte delantera del sillín o incluso sacando parte del culo por detrás del sillín. Hacerse un análisis biomecánico, a la larga, sale más económico que probar 2 o 3 sillines. También hay gente que aunque optimice su posición en la bici y pruebe con diferentes sillines, tiene una sensibilidad especial en los isquiones (huesos en los que nos apoyamos), que hace que siempre tengan una ligera molestia en esa zona. Algo que puede resultar también interesante experimentar con diferentes inclinaciones de sillín, ya que aunque en teoría los sillines deben ir en posición perfectamente horizontal pero, en determinados casos, una ligera inclinación hacia delante o hacia atrás mejora el apoyo sobre el mismo.